martes, 23 de marzo de 2010

LA RECONCILIACION DE CENTROAMERICA

Hace ya más de 25 años, antes de la firma del histórico acuerdo de Esquipulas II, pensar en un proceso de reconciliación de los pueblos centroamericanos, era algo casi imposible. Solo el presidente Arias y su equipo lo soñaron. La verdad que lograr concurrir voluntades de los diferentes grupos involucrados, no dejaba solo de ser un hermoso sueño. Contra todas las pesadillas que vivíamos en esos días, el 7 de agosto de 1987, se dio el milagro, y todos los centroamericanos empezamos a ver nuestro sueño como una realidad. En esta fecha, en la ciudad de Esquipulas, Guatemala se firma un documento por parte, de los presidentes de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, denominado: “Procedimiento para establecer la paz firme y duradera en Centroamérica”, más conocido como “Esquipulas II”. En estos acuerdos, el primer punto hace referencia a la “Reconciliación Nacional” y estableció que esto era posible si se promovía: Diálogo, Amnistía, y se creaba en cada país una Comisión Nacional de Reconciliación.
El proceso de reconciliación por el que aboga este acuerdo, es una muestra de la necesidad que teníamos en aquel momento de volver a unir a las familias. Sobre esto podemos decir que 20 años después vemos frutos, como la transformación del Frente Farabundo Martí para Liberación Nacional, en un partido político permanente, que triunfa por primera vez, el año pasado en las elecciones y elige a Mauricio Funes como presidente de El Salvador, y todo dentro de un proceso pacífico y democrático. Sin embargo en Honduras nos tocó ser testigos de un retroceso en la búsqueda de la reconciliación. El presidente de Honduras, Manuel Zelaya, es derrocado por los militares y sacado de forma ilegal hacia Costa Rica, donde se inicia toda una serie de negociaciones por parte de la comunidad internacional, para persuadir a los golpistas, de reinstalar al presidente elegido por el pueblo. Sin embargo, los militares lograron su cometido y esto nunca se dio. Hoy el presidente Porfirio Lobo Sosa, electo en las elecciones de noviembre pasado, en su toma de posesión llama a la “Reconciliación Nacional e Internacional para superar la crisis”. Hoy a diferencia de hace 20 años, la comunidad internacional no apoya los actos golpistas de los militares o la intervención militar como forma de cambio de los procesos políticos. Todo lo contrario. De ahí que el llamado que hace el presidente Lobo, debe ser acompañado de muestras de que su verdadera intención es buscar la reconciliación del pueblo de Honduras. Antes del golpe militar no existía en Honduras una resistencia civil como existe hoy y no es por medio de la represión policial o militar que se va a eliminar. Este tipo de movimientos nacen de los propios pueblos y por lo tanto es solo por medio de la reconciliación que se podrá dar estabilidad a un país y legitimidad a un gobierno, que a fin de cuentas es lo que debe buscar el presidente Lobo para Honduras. La entrega del poder de Micheletti y el exilio del ex presidente Zelaya a República Dominicana, no son el resultado de un inicio de un proceso de reconciliación, sino más bien producto de la presión internacional a la que está sometido el nuevo mandatario hondureño. Lobo ofrece la instalación de una “Comisión de la verdad” y añade que esta se va abocar a investigar lo ocurrido antes, durante y después del golpe militar contra el presidente Zelaya.
Los resultados de esta comisión y el cumplimiento, ahora parcial, de los acuerdos de Tegucigalpa-San José, propuestos por el presidente Arias Sánchez de Costa Rica, serán el reto que debe asumir el presidente Lobo, si su sana intención es la búsqueda de la verdad real de los hechos que motivaron la crisis política del estado hondureño. Ahora bien, si su proyecto es maquillar la crisis interna con el único objetivo de obtener el reconocimiento internacional, en su legitimidad, siempre estará presente la ausencia de un verdadero proceso de reconciliación en beneficio de todas y todos los hondureños.
El anhelo de todos los centroamericanos es y será en los años venideros, la búsqueda de un desarrollo social y económico equilibrado, que conlleve mejores condiciones de vida a los sectores que históricamente, han sido los más golpeados y consecuentemente, los más desposeídos. La crisis hondureña, dejó en evidencia que existen muchas regiones en donde las comunidades no están recibiendo servicios básicos como son los de salud, telecomunicaciones, educación entre otros, aunado a la inseguridad alimentaria que se está convirtiendo en el verdadero factor desequilibrante para los pueblos centroamericanos. Por el bien de la paz del área, esperemos que las palabras del presidente Lobo se transformen en hechos y en respeto de los derechos de todas y todos los hondureños.

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