Lic. Giovanni E. Rodríguez Solís
El otro día conversaba con un diputado y le hacía ver mis argumentos sobre la importancia de rescatar y mantener el 25 de julio como un día de fiesta nacional y por lo tanto de feriado, para que todos recordemos que el pueblo de Nicoya, de forma muy noble acepto la invitación del Gobierno de Costa Rica, para deliberar sobre la unión y agregación al territorio del Estado Libre de Costa Rica, que fue un acto libre y soberano del pueblo de Nicoya. Ese 25 de julio de 1824, no debe ser dejado en el olvido, y nunca debe terminar la acción de gracia hacia esa generosa decisión.
Este acto quedo formalmente incorporado al ordenamiento jurídico el 9 de diciembre de 1825, cuando el Congreso Federal anexo Nicoya a Costa Rica. Dicho decreto entre otras cosas decía: “ Por ahora y hasta que se haga la demarcación del territorio de los Estados, que previenen el artículo 7 de la Constitución, el Partido de Nicoya continuará separado del Estado de Nicaragua y agregado al de Costa Rica. “ Lo cual sin duda era un reconocimiento de toda la Federación Centroamérica. Dicha incorporación la convertía en una disposición de carácter internacional, que aportaba a Costa Rica varias cosas: un aumento considerable del territorio, riqueza cultural por los valores y tradiciones de la Gran Nicoya, que significa una cultura sin fronteras. Ciertamente, hoy día nadie niega la importancia de estos territorios para el desarrollo político y económico que representa para la República de Costa Rica.
Nicoya era, desde el punto de vista geográfico, un territorio muy pequeño, con independencia administrativa, pero insuficiente para ser un Estado independiente, cuando se toma la decisión a agregarse a Costa Rica, recién los territorios de Centroamérica se habían separado de la Corona Española, el 15 de setiembre de 1821, lo que hizo atractiva la oferta del Estado Libre de Costa Rica a unirse política y administrativamente.
Muchas veces nos quedamos en el acto histórico de la agregación, pero lo cierto es que La Gran Nicoya, fue una cultura asentada en la región de Rivas y la Península de Nicoya, que solo fue sometida por la espada española, sin embargo su herencia y su legado nos quedo a través de su hermosa cerámica de rasgos únicos y hoy día son parte del orgullo nacional.
El aporte del Partido de Nicoya es y será un hermoso legado que vino a hacer aun más grande a la querida provincia de Guanacaste. Como lo inmortalizo Don José Ramírez Saizar en el himno a la Anexión de Guanacaste: “Cuando fuiste Alcaldía de Nicoya, tu partido se impuso en la historia, y al gritar tu anexión a la patria te cubriste por siempre de gloria.”
Está fecha es más que un aburrido acto vicio de la escuela, es una verdadera fiesta nacional, no menos importante que otras, que han sido cargadas de una actividad comercial, propia de los tiempos de una sociedad consumista que olvida poco a poco los verdaderos valores de los días feriados..
Hoy 185 años después, seguimos celebrando la agregación y no que más que decir: “Gracias pueblo de Nicoya”
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